Desde que tengo memoria, mi navidad no coincide con la navidad de las películas. El frío y la nieve eran calor extremo y lluvias, pero eso no evitaba que decorásemos un pino en medio de la sala, que tomemos chocolate caliente casi hirviendo en un clima de 32 grados, y que nos vistamos con nuestra ropa más elegante para sentarnos a esperar la cena en la sala. 

En esta serie trato de captar un poco de eso: el calor, la humedad y las texturas que conviven en perfecta armonía con tradiciones de un clima mucho más frío. 
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